Aces y jonrones

Exterior del Rexall Centre, con el cartel de Milos Raonic, el héroe local.

Decimoséptima entrada. En las últimas semanas, he recibido un par de visitas que me han alterado (positivamente) la rutina y que han compartido un pedazo de mi estancia en Canadá. Hoy contaré la experiencia deportiva en el tenis y en el béisbol.

El mes de agosto empezó con la ilusión de poder cubrir el Rogers Cup, un importante torneo de tenis que se celebra cada verano entre Toronto y Montreal. Este año le tocaba a Toronto la competición masculina y, desde hacía varios meses, la ciudad se había empapelado con los carteles de los cuatro grandes: Federer, Nadal, Djokovic y Murray.

Desgraciadamente, el torneo de este año venía justo después de las Olimpiadas de Londres -gran papel de los británicos, por cierto- y eso ha afectado mucho la competición.

Vista de la pista central desde el Fanzone.

El primero en caer fue Nadal, que ya había renunciado a los Juegos Olímpicos que se disputaban en las pistas Wimbledon, y a él le siguió Federer, quizás el mejor tenista de la historia, alegando cansancio. Los que sí se presentaron tras los JJOO, llegaron agotados y cayeron en las primeras rondas (Tsonga y Del Potro) o se retiraron (Murray). Para más inri, a media semana empezó a llover y se tuvieron que aplazar muchos partidos. Al final, ganó el mejor, que era Djokovic, y estoy seguro que nunca volverá a ganar un Master 1000 de forma tan fácil.

En cualquier caso, y pese a la decepción de no ver a las grandes raquetas en acción, me encantó la experiencia de trabajar en un gran torneo deportivo. Al primer fin de semana en el Rexall Centre, a las afueras de Toronto, acudí con Oscar, toda una enciclopedia del tenis. Allí vimos el show de los Harlem Globetrotters, ese equipo de básquet que convierte el deporte en un circo. Después, nos dimos una vuelta por las pistas exteriores para ver las rondas clasificatorias. Recuerdo que hizo un sol de justicia, con más de 33 grados, y que tuve la suerte de conseguir refrescos en el Centro de Prensa.

Del Potro, Murray y Tsonga, en rueda de prensa.

Volví al Rexall Centre, en York, el martes. Vi un par de partidos matinales y el duelo nocturno de Milos Raonic, el ídolo local. Entre medio, trabajé desde el centro de prensa y asistí a varias ruedas de prensa. La más graciosa fue la del escocés Andy Murray, que acababa de ganar la medalla de oro en Londres pero que no demostraba ningún tipo de emoción al narrar precisamente eso, su alegría.

Marcel Granollers realiza un saque en una de las pistas exteriores.

La ausencia de Federer no impidió que disfrutara de su patrocinador, los chocolates Lindt. Cada vez que entraba en el centro de prensa, allí estaban esas chocolatinas para tentarme. En el mismo vicio cayó Ashleigh, una chica de Toronto que estaba acreditada por un medio suizo y con la que acabé viendo la mayoría de partidos. En general, noté que había bastantes españoles entre el público y, curiosamente, la chica que organizaba entrevistas para la ATP era de Barcelona. Sin embargo, la presencia de la ‘armada española’ en las pistas se redujo al ‘periquito’ Marcel Granollers, que llegó a la final de dobles con Marc López.

Aspecto de la pista central desde la zona de prensa.

El domingo, Novak Djokovic ganó la final individual fácilmente ante Richard Gasquet, una eterna promesa del tenis francés que tiene un bonito revés pero poca mentalidad ganadora. Al partido llegué después de ver el béisbol en el Rogers Centre -en downtown Toronto- con Astrid, Jorge y Laieta, que vino desde EE.UU. para pasar el fin de semana.

Exterior del Rogers Centre, casa de los Blue Jays.

Es la segunda vez que veo en directo a los Blue Jays y, en esta ocasión, ganaron a los todopoderosos New York Yankees por 10 a 7, todo un hito para los locales, que se conformarían con llegar a los play-offs, mientras que los visitantes aspiran a ganar la World Series.

Tanto en la derrota de mayo contra los Mets como en la victoria de agosto ante los Yankees, reconozco que viví momentos de tensión. Como deporte, el béisbol me gusta y, aunque dure alrededor tres horas, no se me hace largo. En comparación con el cricket, todo pasa muy rápido.

La clave es entender la diferencia entre un ball -cuando el pitcher lanza fuera del área de golpeo- y un strike -cuando el bateador erra un tiro-. A partir de ahí, hay que saber que tres ‘strikes’ suponen la eliminación del jugador (out) y que tres exclusiones obligan a cambiar de equipos (innings).

El estadio de los Blue Jays tiene una cúpula retráctil que permite jugar sin lluvia.

La emoción llega cuando el bateador conecta con el balón y corre hacia las bases. Si el golpeo es bueno y va fuera del terreno de juego, allí llega el famoso ‘home run’, una suerte de “vuelta al ruedo” que los latinos llaman jonrón. El domingo hubo uno para los Blue Jays y dos para los Yankees, cuyo jugador más peligroso, a juzgar por los silbidos, era Derek Jeter. Me alegro que perdieran los ricos.

Bueno, llevo casi un mes sin publicar nada y ya veo que me extiendo demasiado. Espero actualizar el blog con más frecuencia y hablar de Toronto más allá del deporte y de la música. Si el tiempo y el dinero me lo permiten, intentaré salir de la ciudad y cruzar nuevas fronteras antes de la temida vuelta a casa.

Tennis is a game where love means nothing

Acerca de Indivisual

Born and raised in Barcelona, as a child I spent my summer holidays in England, between London and Kent. I worked in the French region of Franche-Comté in 2011 and I'm a year later I started a new adventure in Canada. After spending 2013 in Italy, and after almost 3 years in Slovakia, I started traveling again in Myanmar (2016). After a spell in Europe, including Romania and the British Isles (summer 2019), I begin a new adventure in Mexico (2020).
Esta entrada fue publicada en Deportes y etiquetada , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario