Decimotercera entrada. Es difícil saber por donde empezar después de asistir a un festival con 800 bandas en su cartel. Estoy hablando del North By North-East (en adelante, NXNE), que sería el equivalente del South By South-West (SXSW) que se celebra cada año en Austin, Texas.
Básicamente, es una semana en la que se habla, se escucha y se respira música por todos los rincones de la ciudad. De la interminable lista de grupos, podía contar los que me sonaban con los dedos de la mano. Mejor así porque sino me hubiera vuelto loco intentando desdoblarme y, desgraciadamente, no tengo el don de la ubicuidad.
Intentaré resumir mi experiencia en el NXNE por días y haré lo posible por no aburriros con nombres de grupos y artistas que para mí eran tan desconocidos como lo pueden ser para vosotros ahora. ¡Allá vamos!
Miércoles 13 de junio
El primer día me presenté en la sede del festival, el Hyatt Recency Hotel, para recoger mi acreditación. Aproveché para asistir a una de las conferencias que se programaban, en este caso sobre redes sociales. Me gustó el ambiente y me quedé con ganas de más pero era miércoles y tocaba volver al trabajo.
Por la noche, tras consultar la bíblica del festival, un libreto con todas las actividades de la semana del que no me separé, decidí acercarme al Rochester, una especie de discoteca en la que se anunciaban varios grupos de influencia punk (esa palabra es mi debilidad). Llegué a tiempo para las dos últimas canciones de Hate Gang y el set de 15 minutos de Frames, un cuarteto que tenía tanta energía como melodía.
Luego opté por bajar hasta Velvet Underground, en Queen Street, atraído por la descripción de un grupo que comparaban con Sick Of It All. En lugar de hardcore y mosh-pits, me encontré con una sala vacía en la que tocaban unos australianos que mezclaban Lionel Richie y House of Pain en clave ska. Se llaman Mayan Fox y habían acudido al NXNE a última hora.
Fue allí cuando empezó a gustarme el festival. De eso se trataba, de descubrir grupos nuevos por pura casualidad y dejarse llevar por el instinto de la noche. El siguiente grupo me entró por la vista. The Parkdale Hookers son un trío de cuarentones vestidos de ejecutivos que empezaron con “Sonic Reducer” de los Dead Boys, así que fue una buena elección. También acerté en The Horseshoe Tavern, una mítica sala donde tocaba Hayes Carll, un cantante tejano que me sorprendió con “I Don’t Wanna Grow Up”, una canción de Tom Waits mejorada por los Ramones.
La primera noche -y ya veo que me estoy alargando- la acabé en El Mocambo con The Holiday Crowd, un grupo que gustará a los fans de The Smiths. Fue una buena manera finalizar el día.
Jueves 14 de junio
El gran reclamo de la segunda jornada estaba en Dundas Square, donde tocaban tres veteranos del punk californiano: No Use For A Name, Good Riddance y Bad Religion. Llegué a tiempo para los últimos temas de NUFAN, que ya había visto hace poco en Barcelona. También me hizo gracia ver a Good Riddance pero después de una hora de Bad Religion en una plaza a rebosar -y habiendo escuchado “21st Century Digital Boy” y “Los Angeles Is Burning”-, tenía ganas de un concierto pequeño.
No tuve que andar muy lejos para encontrar el Now Lounge, la sede de un periódico gratuito que siempre te pone al día de los eventos culturales en Toronto (Now Magazine). Allí tocaba un grupo que descubrí hace unos meses en Lyon junto a mi amigo Joaquim. Mama Rosin es un trío de Ginebra que toca música cajun -pensad en acordeón y banjo- con una actitud muy rock. Me gustaron tanto que los volví a ver al día siguiente en The Cadillac Lounge.
Tras los suizos, deambulé un poco hasta acabar en Lee’s Palace, donde tocaba uno de los grupos favoritos de mi estimado Sergi ‘Chino Moreno’ Kezkak. Hablo de Protest The Hero, un quinteto de ‘metalcore’ que nunca había apreciado hasta la fecha. Sonaron bien, tocaron fuerte y su cantante, Rody Walker, se mostró la mar de simpático y gracioso ante un público receptivo. Postuló su incipiente barriga cervecera como nuevo símbolo de Canadá y amenazó con quemar la ciudad el día que los Maple Leafs lleguen a la final de la Stanley Cup, tal y como hicieran los ‘hooligans’ de Vancouver en el 2011. Además de labia, Rody mostró buena voz en un género en el que suelen haber más gritos que melodía.
Protest The Hero hubieran sido un buen colofón para el jueves, pero pequé de goloso y, shawarma en mano, me dirigí a Mocambo para ver qué tal eran A Place To Bury Strangers. No me gustaron en absoluto. Muy densos y muy aburridos. A esas alturas de la noche, no estaba con ganas de adentrarme en su barrera de sonido, de la que salí rebotado hacia Cameron House, donde coincidí casualmente con el folk balcánico de Lemon Bucket Orchestra. Su fiesta siguió en plena calle hasta las 3 y media de la madrugada. Llegué a casa justo antes de que el sol hiciera acto de presencia.
Viernes 15 de junio
El tercer día del festival empezó con bici y con Astrid, que se dejó guiar por mis improvisado y caótico ¿plan? festivalero (aquí es cuando echo en falta las meditadas ‘graellas’ de las hermanas Janés que me facilitan la vida en el Primavera y el In-Edit).
El punto de partida fue el Mod Club Theatre, en Little Italy, que también celebraba sus fiestas de barrio. Allí vimos a Die Mannequin, un cuarteto liderado por la morena Carolina Kawa. Había oído hablar bastante de ellos pero creo que las comparaciones con The Distillers les quedan muy grandes. Lo mejor fueron los personajes pintorescos que subieron al escenario hacia el final del bolo, antes de que la vocalista -embarazada, según Astrid- se tirase al público en plan surfera.
Tras subir la moral con Mama Rosin, nos fuimos al Gladstone Hotel Room, un local ‘ultracool’ donde tocaba Utidur, un grupo de diez jóvenes músicos islandeses que hacía una extraña combinación de pop orquestal, jazz y folk. Es difícil describirlos y, aunque tienen talento, en algunos momentos eran un poco ‘School of Rock’ sin Jack Black (léase sosos). Pero, por lo general, gustaron.
La siguiente parada fue el Horseshoe Tavern, que había completado aforo para Andre Williams & The Sadies, un viejo bluesman que tampoco era para tanto. Tras él tocó Reigning Sound, un grupo decente que me convenció con el tema “Stop And Think It Over”.
Tras la sobredosis de blues-rock y de Horseshoe Tavern, acabamos, si mal no recuerdo, en el Rancho Relaxo, un local sin ventanas en el que sudaban sobre el escenario los chicos y las chicas de Lonnie In The Garden, un grupo que sorprendió a algunos con sus juegos de latas percusoras. Buen momento para ir a la cama.
Sábado 16 de junio
Sí, era el día de The Flaming Lips y no, no fui a ver a Wayne Coyne en su burbujita. Esta vez, cedí la iniciativa a Astrid con la única condición de ver a The Mahones a las 11 de la noche en The Great Hall. Y acertó de pleno con la cantautora country Ann Chaplin y el folk casero de Graham Nicholas en The Free Times Cafe. No hay nada como una guitarra, buenas melodías, letras personales y un espacio que invita a la intimidad. Me podría haber quedado allí toda la noche, pero en el NXNE hay que moverse y descubrir grupos nuevos, como Mac DeMarco, una buena alternativa a The Flaming Lips y un buen aperitivo para The Mahones.
Llegamos a The Mahones con el tiempo justo. El sonido era terrible -como casi siempre ocurre cuando he visto en directo a esta banda de punk celta de Montreal- y el público no estaba especialmente motivado. Excepto yo, que lo di todo, incluso el móvil (que recuperaría más adelante). Es difícil no motivarse con canciones como “Queen and Tequila” y “Drunken Lazy Bastard”, que mezclaron con el eterno “Teenage Kicks” de The Undertones.
Otra motivación, porqué negarlo, es Katie McConnell, la acordeonista más sexy del planeta. Sexy y simpática. Cuando me acerqué a la parada de merchandising después del concierto, saltó de alegría al ver mi camiseta de Frank Turner, del que se declaró una ferviente seguidora. No hay nada como llevar la ropa adecuada, ¿verdad? Bromas a parte, Katie estuvo muy locuaz y recordó que había nacido en Queen Street, en Toronto. Sigo pensando que morena está mejor pero el corte rubio platino no le queda mal.
En fin, tras el momento Mahones y la pérdida momentánea del móvil, optamos por Rival Schools, un trío de Nueva York con un sonido muy grunge. No estuvo mal el concierto aunque el cansancio ya se empezaba a notar.
La noche acabó con una sesión de comedia en el Monarch Tavern. La verdad es que fue un fiasco porque los chistes eran malísimos y parecía más un concurso de groserías que una sesión de monólogos. El único que me hizo cierta gracia era The Dick Mime, un mimo que imitaba felaciones en situaciones propuestas por el público. Ese era el nivel.
Domingo 17 de junio
El último día del NXNE comenzó a ritmo de rap en Dundas Square. Allí vimos a Action Bronson, un rapero blanco con sobrepeso que lanzaba rimas malsonantes entre cigarrillo y canuto. Al principio resultó curioso pero luego se hizo cansino. De allí pasamos al Rancho Relaxo para Vistavision, un trío de Toronto (como la mayoría de bandas del festival) que me recordaba por momentos a Vampire Weekend.
Tras Vistavision, la noche nos guardaba más sorpresas, comenzando por Ocasan, un grupo de Londres que fue de menos a más con un estilo parecido a Fall Out Boy, y Jumple, un combo que busca jugar en la misma liga que Gogol Bordello. Así fue y el poco público presente en El Mocambo saltó y bailó con las infecciosas cadencias de estos ex soviéticos con pintas tan excéntricas como graciosas. El “Enter Sandman” con violines y guitarra acústica no tiene precio.
Tras el buen rollo de Jumple, la noche estuvo a punto de acabar en anti-climax con Nadja, un dúo de ruido experimental que casi nos deja en coma. Por suerte, salimos a tiempo en dirección a The Crawford, un bar con un pequeño escenario situado al final de unas escaleras. Era el lugar idóneo para acabar el festival al ritmo frenético de Pink Wine, un grupo de punk-rock hiper-melódico en el que el cantante hacía las funciones de técnico de sonido. Astrid lo dejó allí pero yo aguanté un par de grupos más, Rad Habits y Troubadour, que pusieron el colofón a un festival para el que valdría la pena pedirse vacaciones o incluso una excedencia laboral.
Buenos nombres de grupos que me perdí: The Rabid Hole, Topless Gay Love Tekno Party, Go Go Second Time Virgin, High Heels Lo Fi, I Am Not Lefthanded, I Smell Blood, Les Breastfeeders, Organ Thieves, Beatface, Darlings Of Chelsea, Dwayne Gretzky, Loe Pesci, Future History, Heliopause, Connoiseurs Of Porn, Dinosaur Dinosaur, Dirtymags, Philoceraptor, Teen Tits Wild Wives, Take Drugs, Tight Nuns.